El arroz en Japón. Kome 米

He escrito sobre temas culturales y folclóricos de Japón en este blog pero sobre lo que no he escrito es sobre el arroz, algo más que un alimento en el país nipón. Para ellos es mucho más que un cultivo o un alimento, llega al punto de que se refieran al arroz como su madre y a las personas que lo cultivan como a los guardianes de su cultura y del campo así que el arroz es algo que abarca muchísimos aspectos de la vida cotidiana, económica y social de este país.

En la edad media era un artículo de lujo solo al alcance de la aristocracia. Los impuestos territoriales eran recaudados en cantidades de arroz por lo que adquirió un estatus de moneda. Hasta 1995 el Estado llevaba un control estricto de todo lo que supusiera su producción e incluso compraba una parte de las cosechas para controlar los precios. Este control se eliminó por la Ley de Alimentos Básicos, dando paso al libre mercado.

Muchos piensan que el concepto de grupo, algo tan importante en la cultura japonesa, se originó en el cultivo del arroz. Antiguamente el cultivo de arroz era un trabajo muy intenso que no podía llevarse a cabo fácilmente así que las familias tenían que trabajar juntas compartiendo sus recursos de agua y sistemas de riego. Las familias vivían en casas agrupadas y dependía en gran medida los unos de los otros, ya que el arroz se plantaba normalmente el mismo día tras varios días de riego. Esto hizo necesario mejorar las habilidades de grupo y la toma de decisiones según los intereses de éste. Además también se debía evitar las fricciones entre familias que serían vecinos y compañeros de trabajo durante generaciones.

Este compromiso histórico con la armonía de grupo, distintivo de la cultura original del arroz, sigue hoy vigente dando forma a la conciencia de grupo. A pesar de que hoy en día solo un pequeño grupo de la población japonesa se dedica al cultivo del arroz, todos siguen intentando mantener la armonía del grupo.

Muchas palabras que se refieren al arroz van acompañadas del prefijo O- usado en los sustantivos para mostrar respeto hacia los objetos que se nombran. En algunos restaurantes sirven un plato de arroz blanco de la misma forma que aquí se sirve un cestillo de pan. Este arroz se llama Gohan y significa "comida". De hecho, cuando estudiamos un idioma podemos descubrir los conceptos y valores importantes en esa cultura. Por ejemplo, Gohan como ya dije significa comida y también arroz cocido, pero si se le añaden los prefijos apropiados tendremos asagohan (desayuno), hirugohan (almuerzo), y bangohan (cena). Podemos hacernos a la idea de ésta forma de que para los japoneses es imposible imaginar una comida sin arroz.

También se puede intuir la importancia del arroz en Japón conociendo su nombre antiguo:

mizu ho no kuni (la tierra de la planta de tallo o agua de arroz) o en cómo denominan a los Estados Unidos; beikoku (tierra de arroz), lo que implica abundancia.

El arroz está ligado a todo tipo de celebraciones y tiene mucha simbología especial para los japoneses. En los rituales religiosos del Año Nuevo japonés (del 29 de diciembre al 4 de enero) se reza pidiendo cosechas abundantes y todo el pueblo participa en la elaboración de mochi. Incluso existe una fiesta especial para la preparación del mochi llamada Mochi Tsuki Taikai. Desde Tokio hasta la aldea más pequeña la gente se reune para participar en éste rito donde se muestra la adoración por la naturaleza y la importancia del grupo, valores muy importantes en Japón.

Hace poco Juan nombró en el Dojo los O-nigiri. Como él comentó se trata de una bola de arroz, de forma triangular, rellena o mezclada con distintos ingredientes y envuelta en una pequeña tira de alga nori. Son muy populares entre los viajeros y excursionistas por considerarse que tienen una gran fuerza espiritual y porque simbolizan la forma del alma.

En las prácticas religiosas aún se le atribuyen poderes místicos al arroz, quizá inspirados en el hecho de que requiere un cuidado intenso. Ante de construir una casa se suele llevar a cabo un ritual de purificación que consiste en esparcir granos de arroz para ahuyentar a los malos espíritus. También es un ingrediente básico de varios platos servidos en bodas y funerales debido a la creencia de que posee virtudes regeneradoras.